Claudio me estrechó contra su pecho. La lluvia y el viento batían con fuerza los árboles, las puertas, las ventanas. El clima perfecto para nuestro encuentro. En ocasiones había imaginado que Claudio podría hacerme sentir perdida. Y así era, estaba enloquecida en contacto con su piel, con su calor envolvente…
-Esto no está bien -dije después algo contrariada.
-¿Qué decís?
-Me siento rara…
-Vos misma comentaste que a Pablo no le importaba lo que hicieras de tu vida.
-Pero estamos en su casa…
Claudio me soltó. Me quedé en silencio, sin moverme, mordiéndome la boca.
-Hagamos de cuenta que no pasó nada – afirmó mientras se abrochaba el pantalón.
Me sentí una gran estúpida.
By Pame
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